¿Quién no ha oído hablar en alguna
ocasión de Pacal el Astronauta de Palenque?.
Nos referimos a la famosa
representación que aparece sobre la lápida del sarcófago descubierto el 15 de
junio de 1.952 por el arqueólogo mexicano Alberto Ruz Lhuiller en el
interior del Templo de las Inscripciones de Palenque, en el Estado de
Chiapas (México). Yacimiento arqueológico Maya, que toma el nombre de la gran cantidad de palos
que a modo defensivo rodeaban este conjunto de templos sagrados o casa
fortificadas, como creyeron identificar los Españoles a su llegada.
Pacal el supuesto soberano de Palenque, tiene una extraña formación en la cabeza, al igual que un desacostumbrado largo dorso nasal que llega hasta la sien. Un fenomeno único.
Su máscara mortuoria fue fabricada en jade. asi como estatuas del soberano. El jade no viene de America Central, y seguramente debe proceder de China.
Este templo asentado sobre una
pirámide escalonada de ocho cuerpos con 16 metros de altura, debe su nombre a
los tableros con inscripciones jeroglíficas (620 Glifos) que se hallan
en el corredor de entrada, y que junto al resto de la construcción fue mandada
erigir por el Rey Pacal (603-683 DC.), Rey Maya que gobernó
durante el conocido como Período Clásico, al ascender al trono con la edad de
12 años y 125 días.
Es el único templo conocido de esta
parte de América, en el que se ha encontrado en su interior una cripta con
restos mortales, pues los mayas jamás levantaron templos en calidad de
monumentos funerarios.
Templo de las Inscripciones sobre su pirámide escalonada. Originalmente el Templo estaba pintado de rojo, con algunos detalles en azul y amarillo.
El mausoleo donde se encuentra el
sarcófago real tiene unos 4 metros de ancho por 8 de largo y 6 de altura. El
sarcófago alcanza las 20 toneladas de peso con 3 metros de largo por 2 de ancho
sobre el que reposa la lápida, está unido mediante unos contrafuertes a los
muros de la cripta.
La lápida
del sarcófago, un gran monolito con unas dimensiones de 3,79 metros de largo
por 2,20 metros de ancho y 25 centímetros de espesor, unas 5 toneladas
aproximadamente, nos representa siempre según la versión de los autodenomidados
expertos en la materia, el descenso del Rey en su recorrido por el inframundo,
y la creencia Maya de la existencia de los tres mundos: los cielos o el
mundo de arriba, el mundo de los vivos en el nivel medio, y el mundo de los
muertos o inframundo.
Sobre su superficie, diferentes
arqueólogos han creído ver representaciones del Monstruo de la Tierra,
un árbol sagrado Maya y hasta los cabellos estilizados del dios de la
lluvia.
·
EL NIVEL DE
LOS CIELOS O MUNDO DE ARRIBA:
Es la parte superior de la lápida y
se aprecia una criatura mitad serpiente y mitad pájaro sobre una cruz central.
Esto representa el intermedio entre los cielos y la Tierra. Debajo de ella
existen dos representaciones del Dios del Sol.
·
EL MUNDO DE
LOS VIVOS:
En la parte central hay un árbol
sagrado con una serpiente de dos cabezas, de cuyas bocas salen el Dios
Llamarada y el Dios Bufón. El Rey Pacal aparece sentado en su
descenso hacia el inframundo.
·
EL
INFRAMUNDO O MUNDO DE LOS MUERTOS:
Sobre lo que se sienta el Rey
Pacal es nada más y nada menos que el Monstruo de la Tierra, con su
sombrero presidido por cuatro pétalos. La nariz del monstruo es la de un mono
araña, que junto al signo KIN de su cabeza componen una clara referencia
al Dios del Sol. Todo ello encaja en las fauces de dos serpientes descarnadas
que sostienen la figura del Rey Pacal y la del Monstruo de la Tierra
en su descenso al Mundo de los Muertos.
Pero en el año 1.966 los investigadores
Guy Tarade y André Millou realizaron un artículo para la revista
turinesa Clypeus en el que dieron la voz de alarma. Ellos no veían
monstruos, ni árboles, y ni el más mínimo pelo del cabello del Dios de la
lluvia, por muy estilizado que estuviera. Tan sólo veían a un hombre manejando
lo que parecía ser algún tipo de maquinaria moderna, inclinándose
preferentemente por el diseño de un avión, cohete o nave espacial.
Adaptación de la posición y los
elementos representados en la lápida.
Pero a todo esto habría que añadir una incógnita más. Tanto las dataciones de los arqueólogos como los jeroglíficos descifrados por éstos, aseguran que el longevo Rey Maya hijo de la Reina ZAC KUC, falleció a los 80 años, después de 68 años de reinado. De ello cabría esperar haber encontrado unos restos óseos que encajasen con la descripción de un hombre anciano.
Pero a todo esto habría que añadir una incógnita más. Tanto las dataciones de los arqueólogos como los jeroglíficos descifrados por éstos, aseguran que el longevo Rey Maya hijo de la Reina ZAC KUC, falleció a los 80 años, después de 68 años de reinado. De ello cabría esperar haber encontrado unos restos óseos que encajasen con la descripción de un hombre anciano.
La antigüedad de la tumba también podría ser cuestionada, pues en el momento de su apertura la cripta se encontraba cubierta de estalactitas y estalagmitas. El proceso de formación de estos elementos geológicos es extremadamente lento, apenas unos pocos milímetros cada 1.000 años, por lo que cuesta imaginar su presencia en una cripta con una supuesta antigüedad de 1.300 años aproximadamente.
Existen leyendas de origen Maya
Quichés, que aseguran que Palenque fue construido por el
mismísimo Votán, otro de los nombres recibidos por el mítico Quetzalcoatl. La
semejanza del nombre de Votán, con el de Wotan, en la mitología
germana es el Dios ODÍN, resulta, al menos, muy curiosa.
Recordemos que las tradiciones
Mesoamericanas nos describen físicamente a Kukulkan, Quetzalcoatl o Votán
como un hombre blanco con barbas, y de gran altura, una apariencia más
propia de un Europeo del norte, que de un indígena Americano, y que procedía
del otro lado del océano.
Justo al otro lado de ese mismo
océano, el famoso navegante Erik el Rojo fue a buscar en sentido inverso
el paraíso terrenal de Wotan o Odín, es decir, rumbo a América.
No es difícil encontrar representaciones en Mesoamérica, que nos señalen una fuerte relación con el Astronauta de Palenque.
No es difícil encontrar representaciones en Mesoamérica, que nos señalen una fuerte relación con el Astronauta de Palenque.
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